Un día Thomas Castets se hizo una pregunta que toda persona se ha hecho en algún momento: ¿Habrá alguien más como yo en el mundo? En las últimas décadas Internet ha facilitado esta búsqueda de intereses afines y ha generado vínculos improbables entre gente que jamás se hubiera encontrado de otra manera. Castets, entonces, buscó todas las combinaciones de palabras clave que se le ocurrieron para contactar a otros surfistas homosexuales que, como él, pertenecían a una comunidad deportiva rodeada de machismo, prejuicios y estereotipos. Nuestro mundo es tan grande y tan diverso que resulta simplemente inexplicable que antes de Thomas nadie hubiera hecho visible la existencia de personas homosexuales en este deporte, ni siquiera con el anonimato permitido por la red. “Sólo encontré porno muy malo”, dice Castets en la cinta.
Como dijo hace unos días Cheryl Dunye –directora, escritora, actriz y productora– cuando habló de la carencia de representación de personas como ella en el cine (mujer, negra, homosexual, entre muchas otras cosas): si nadie lo ha hecho, hazlo tú misma. Castets decidió hacer lo que nadie había hecho y generó una página de internet que se convertiría en el primer eslabón de una enorme cadena: gaysurfers.net
El documental Out in the Line-up, producido por Castets y dirigido por Ian Thomson cuenta la historia de varias personas que habían asumido su soledad y la necesidad de guardar un secreto. Sin embargo, al igual que el fundador de la página, no habían dejado de buscar palabras clave en Internet. De pronto, una simple señal de vida de un extraño pasando por lo mismo fue la semilla de una comunidad que ha cambiado la perspectiva de mucha gente. David Wakefield, el primero de muchos surfistas gays en establecer contacto, y Thomas Castets se conocieron y emprendieron un viaje en busca de historias similares a las suyas. El documental es un recuento de ese viaje y una carta para generar consciencia sobre temas que no se limitan al surf o a la homosexualidad, sino relativos al ser humano y su libertad.
El documental abarca muchos aspectos de la vida deportiva de las y los surfistas, la cual implica competencias, asociaciones reguladoras oficiales y, por supuesto, patrocinios. En el caso de los hombres, los patrocinadores respaldan a los mejores; en el caso de las mujeres, el acercamiento es de naturaleza más sexual: mujeres rubias y guapas que salen bien en las fotos. ¿Es la mejor surfista? No importa; hablemos de su trasero. Como el sexo es fundamental para este tipo de respaldo comercial, la fantasía, juega un papel importante. Por lo tanto, la imagen de una surfista abiertamente homosexual se vuelve mucho menos explotable que la chica de calendario de piel dorada sin nada que decir, sin una voz. Las mujeres que aparecen en el documental (entre ellas las campeonas Cori Schumacher y Keala Kennelly, quien comenzó a surfear y ganar cuando no había categoría de competencia para mujeres) hablan de lo difícil que fue ser tomadas en serio, poder competir al mismo nivel que los hombres y recibir el mismo reconocimiento.
Otro de los temas tratados en esta cinta es la perpetuación de estereotipos en los medios masivos, los cuales generalizan el ser homosexual y lo reducen a ciertos comportamientos muchas veces caricaturizados. Parte del tabú alrededor de la homosexualidad se debe a estos productos audiovisuales. El documental utiliza ejemplos como el personaje de Rupert Everett en La boda de mi mejor amigo y la pareja gay de Modern Family, entre otros, los cuales retratan sólo una parte o un tipo de vida que se ha convertido en un estándar de la homosexualidad. Este imaginario no es fuente de identificación para muchísimas personas que no quieren decir que son homosexuales por temor a que la gente lo asocie con la definición televisiva de la homosexualidad. ¿Para qué salir del closet y pertenecer a una comunidad si no te sientes parte de ella? Muchas expresiones de discriminación surgen de la asociación de la sexualidad con debilidad física, actitud escandalosa y un gran etcétera de lugares comunes, lo cual, por supuesto, tiene repercusiones importantes para las y los deportistas, pero está presente en todo tipo de profesiones y actividades.
Este documental es una chispa de victoria. Esto ya sucedió. Todas estas figuras del surf mundial ya hablaron frente a la cámara, ya marcharon juntas en Mardi Gras como la comunidad de surfistas gay, ya enfrentaron a su familia y amigos y siguen ahí, haciendo lo que más les gusta. Ya sucedió y no sólo sobrevivieron, comenzaron a cambiar el panorama a futuro. El documental habla únicamente de un deporte, pero al mismo tiempo aplica a todo. Si Castets pudo encontrar una gran comunidad de gente con la que se puede identificar dentro una combinación improbable (por lo menos ante los ojos de gente que no conoce muy bien este deporte), será cuestión de tiempo antes de que más y más comunidades surjan y lleven esta iniciativa de contacto y pertenencia a otros ámbitos. Thomas Castets no fue el primero ni será el último en alzar la voz sobre este tema, pero es prueba de que el miedo y la parálisis, con consecuencias tan graves como el suicidio o el abandono de las ambiciones profesionales, existen aún hoy en medios que muchas veces ni siquiera consideramos o imaginamos.
Las personas que han decidido vivir en secreto sienten que de alguna manera deben quitarse su sexualidad y dejarla colgada en el closet mientras realizan otras actividades. La sexualidad, identidad sexual o de género, preferencia sexual, etc, tiene la importancia que cada persona decida darle y en cuestiones como el desempeño deportivo tiene poco o nada que ver. Sin embargo, ¿por qué no hablar de ello? ¿Por qué no salir a las olas o a cualquier otro lado con la sexualidad, identidad, preferencia (o como cada quien lo defina) bien puesta? Porque, al final, es algo que no se puede remover, sólo ocultar.
Hipatia Argüero Mendoza from MICGénero
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